Una ola de calor «extremadamente peligrosa» asfixia a Estados Unidos

El oeste y gran parte del sur de Estados Unidos están enfrentando una ola de calor «extremadamente peligrosa» este fin de semana, según advirtió el Servicio Meteorológico Nacional estadounidense (NWS). Las altas temperaturas alcanzan niveles alarmantes, con registros de hasta 47°C en algunas ciudades.

En Phoenix, la capital de Arizona, uno de los estados más afectados, se registraron 47°C el sábado por la tarde, marcando el decimosexto día consecutivo con máximas superiores a los 43°C. El NWS pronostica que se romperán varios récords de temperatura durante este episodio de calor extremo, y se espera que los problemas de calidad del aire sean habituales en varias regiones del país.

El calor intenso también ha afectado al Valle de la Muerte en California, uno de los lugares más calurosos del planeta. Allí, las temperaturas han llegado a los 51°C y se prevé que alcancen los 54°C el domingo, incluso con mínimas de 38°C. Más de 90 millones de personas se encuentran bajo alerta de altas temperaturas, y se espera que el domo de calor persista en estas regiones durante los próximos días.

La situación ha llevado a que se emitan niveles de alerta «magenta», que representan un «nivel de calor extremo raro y/o de larga duración», en algunas áreas de Arizona. Además, en el sur de California, los bomberos están combatiendo varios incendios forestales de gran intensidad que han consumido más de 1.214 hectáreas y han provocado evacuaciones.

Expertos climatólogos advierten que el Valle de la Muerte podría alcanzar o incluso superar la temperatura más alta jamás registrada de manera confiable en la Tierra, que fue de 54,4°C en el mismo lugar en 2020 y 2021.

La ola de calor también ha traído consigo el riesgo de tormentas eléctricas, lluvias torrenciales e inundaciones en algunas regiones, especialmente en Nueva Inglaterra, que ya ha experimentado precipitaciones recientes y se encuentra saturada. En Vermont, se han producido inundaciones históricas y catastróficas esta semana como resultado de las fuertes lluvias.

En Canadá, los incendios forestales continúan aumentando, principalmente en el oeste del país, donde se han registrado cientos de focos ígneos en pocos días, muchos de ellos causados por tormentas eléctricas. Las emisiones de gases de efecto invernadero están intensificando la fuerza, duración y frecuencia de las olas de calor, y ya se han quemado más de 10 millones de hectáreas en todo el país este año, superando ampliamente el récord anual establecido en 1989.

Además, el humo de los incendios en Canadá ha afectado la calidad del aire en varios estados del norte de Estados Unidos, como Montana y Dakota del Norte, alcanzando niveles «nocivos». La Agencia de Protección Ambiental (EPA) estadounidense destaca que las olas de calor están ocurriendo con más frecuencia que nunca en las principales ciudades del país, pasando de un promedio de dos olas de calor al año en la década de 1960 a seis al año en las últimas décadas.

La situación actual resalta la necesidad de abordar urgentemente el cambio climático y tomar medidas para mitigar sus impactos en la salud pública, el medio ambiente y la biodiversidad.