La respuesta cardiovascular se sincroniza en personas que escuchan música juntas
En contraposición al cognitivismo tradicional, ha surgido una perspectiva denominada «cognición encarnada». Esta sostiene que la mente no solo es la «computadora» del cuerpo, sino que el cuerpo influye en la mente.
Wolfgang Tschacher, psicólogo de la Universidad de Berna y líder de un estudio en el contexto del proyecto Experimental Concert Research, sostiene que en el ámbito de conceptos abstractos, como las experiencias estéticas y nuestra respuesta al arte y la música, el cuerpo desempeña siempre un papel crucial.
Experiencia colectiva
Los resultados del estudio, publicado el jueves en la revista Scientific Reports, indican que las respuestas físicas, incluyendo la frecuencia cardíaca, la respiración y la conductividad eléctrica de la piel, se sincronizan entre los miembros de la audiencia en conciertos de música clásica.
Durante la investigación, Tschacher y sus colegas observaron a 132 miembros de la audiencia en tres conciertos de música clásica. Los tres conciertos incluyeron las mismas piezas de quinteto de cuerda: «Op. 104 en do menor» de Ludwig van Beethoven, «Op. 111 en sol mayor» de Johannes Brahms y «Epitafios» del compositor contemporáneo Brett Dean.
Los autores utilizaron cámaras aéreas y sensores portátiles para monitorear a los participantes, quienes completaron cuestionarios sobre sus personalidades antes del concierto, si disfrutaron la actuación y cuál fue su estado de ánimo después.
En términos generales, se encontró una sincronización estadísticamente significativa en diversas medidas: los latidos cardíacos de las personas variaban en la misma dirección durante los pasajes musicales, al igual que sus niveles de «conductancia de la piel».
La conductancia de la piel está íntimamente relacionada con la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Un valor alto indica excitación y puede estar vinculado a la erización de la piel, mientras que un valor bajo refleja un estado de relajación.
Personalidades distintas
Las cámaras capturaron la alineación de los movimientos corporales, lo cual, según los autores, resulta relevante, dado que el público de todos los conciertos estaba sentado en condiciones de iluminación tenue y disperso debido a la pandemia.
Sin embargo, aunque los ritmos respiratorios de las personas estaban alineados, en realidad no inhalaban y exhalaban al unísono. Además, las personas cuyos tipos de personalidad indicaban «apertura a nuevas experiencias» y «amabilidad» mostraban mayor disposición para sincronizarse con los demás.
Por otro lado, aquellos con altas puntuaciones en neuroticismo, que se caracteriza por un comportamiento temeroso y una tendencia a protegerse de las adversidades, tenían menos probabilidad de sincronizarse. Curiosamente, lo mismo ocurría con los extrovertidos, algo que podría parecer contradictorio. Para Tschacher, esto se debe a que los extrovertidos suelen centrarse menos en la música.
El autor enfatiza que estos hallazgos respaldan aún más la teoría de la «cognición encarnada», y espera que los efectos sean aún más prominentes en otros géneros musicales.