Bacterias recuerdan experiencias pasadas y las transmiten a generaciones posteriores
Científicos de la Universidad de Texas y la Universidad de Delaware han descubierto que las bacterias Escherichia coli tienen la capacidad de «recordar» experiencias pasadas durante varias horas y transmitir este conocimiento a generaciones posteriores.
Este hallazgo, publicado en la revista Nature, representa un hito en el campo de la biología, ya que este tipo de memoria bacteriana no se había observado previamente.
Los investigadores descubrieron que las bacterias E. coli que habían experimentado bajos niveles de hierro en el pasado eran más propensas a moverse rápidamente y colonizar una superficie cuando se exponían a estos niveles nuevamente. Además, esta memoria se transmitió a al menos cuatro generaciones sucesivas de células descendientes.
Los autores del estudio aún deben identificar el mecanismo molecular detrás de este potencial sistema de memoria y su heredabilidad. Sin embargo, la fuerte asociación entre el hierro intracelular y el comportamiento de colonización intergeneracional sugiere la presencia de un nivel persistente de condicionamiento.
El hierro está vinculado a múltiples respuestas al estrés en las bacterias. Por lo tanto, la formación de un sistema de memoria intergeneracional en torno a él tiene sentido evolutivo, ya que podría ayudar a la E. coli a adaptarse a condiciones ambientales adversas o a la presión de antibióticos.
«Cuanto más sepamos sobre el comportamiento de las bacterias, más fácil será combatirlas», concluye Souvik Bhattacharyya, el investigador principal y biocientífico molecular.
Este descubrimiento podría tener implicaciones importantes para la comprensión de la evolución y la adaptación de las bacterias, así como para el desarrollo de nuevas estrategias para combatirlas.
El descubrimiento de que las bacterias tienen memoria transgeneracional es un hallazgo importante que tiene implicaciones para la comprensión de la evolución y la adaptación de las bacterias.
Este hallazgo sugiere que las bacterias pueden aprender de sus experiencias pasadas y transmitir este conocimiento a generaciones posteriores. Esto podría permitirles adaptarse a condiciones ambientales cambiantes o a la presión de antibióticos.
Este descubrimiento también podría tener implicaciones para el desarrollo de nuevas estrategias para combatir las bacterias. Si las bacterias pueden recordar experiencias pasadas, esto podría dificultar el desarrollo de nuevos antibióticos que sean efectivos contra ellas.