La crisis de dólares en Bolivia dispara la inflación y los precios básicos

Bolivia, que durante 15 años logró controlar los precios de los alimentos mediante políticas públicas, enfrenta ahora una crisis económica marcada por la escasez de dólares, un déficit fiscal elevado y una creciente inflación que afecta la economía y la vida cotidiana de su población.

Déficit fiscal y caída de reservas
El déficit fiscal boliviano, acumulado desde 2014, ha empeorado en los últimos años debido a la caída en las exportaciones de gas, el principal producto de exportación del país. Esto, sumado al uso intensivo de las reservas internacionales para subsidiar alimentos, diésel y gasolina, ha provocado una disminución drástica de los recursos en el Banco Central de Bolivia.
Las reservas internacionales pasaron de US$15.000 millones en 2014 a US$1.900 millones en la actualidad, de los cuales solo US$153 millones están en divisas líquidas. Este colapso ha dificultado la importación de bienes esenciales como alimentos y medicinas, agravando la crisis.
Impacto en la inflación
La inflación alcanzó el 9,5% anual en noviembre, la más alta desde 2011, cuando llegó al 9,9%. Este nivel es alarmante para los estándares bolivianos, donde el precio del dólar está controlado por el Estado. Sin embargo, la escasez de divisas ha disparado el valor del dólar en el mercado paralelo, lo que genera incertidumbre y eleva los precios de productos básicos.
Restricciones financieras
Desde 2023, el gobierno ha restringido los retiros en dólares y las compras internacionales con tarjetas de crédito y débito, buscando preservar las pocas divisas disponibles. A pesar de estas medidas, los esfuerzos no han sido suficientes para estabilizar la economía.
Subsidios insostenibles
El país destina anualmente US$4.000 millones a subsidios de alimentos, combustibles y otros rubros esenciales, pero esta política se ha vuelto insostenible. Según el economista Jaime Dunn De Ávila, estos subsidios, junto con los déficits fiscales y la reducción de ingresos tributarios, han convertido al Banco Central en uno de los principales financiadores del gobierno, debilitando su posición económica.
Efectos sociales y políticos
La crisis económica ha provocado irritación entre la población, ya que el aumento de los precios coincide con disputas políticas dentro del gobierno de Luis Arce. Bolivia enfrenta ahora el desafío de mantener sus programas sociales mientras busca nuevas fuentes de ingresos y estabilidad financiera.
La situación económica actual representa un punto crítico para el modelo boliviano, que necesita urgentemente medidas estructurales para evitar un colapso mayor.