El cabecilla del PCC fue expulsado de Bolivia y entregado a la Policía de Brasil

El cabecilla del Primer Comando de la Capital (PCC), Marcos Roberto de Almeida, alias Tuta, fue expulsado del país y entregado este domingo a la Policía Federal de Brasil en la frontera del municipio boliviano de Puerto Quijarro.

El narcotraficante, considerado el heredero directo de Marcos Willians Herbas Camacho, más conocido como Marcola, dentro de la organización criminal, fue capturado en Santa Cruz de la Sierra cuando intentaba renovar un documento de identidad con un nombre falso.
La entrega del capo brasileño se concretó esta mañana en el paso fronterizo que une Puerto Quijarro con Corumbá (Mato Grosso do Sul), donde más de 50 efectivos de distintas unidades de la Policía Federal de Brasil aguardaban su llegada. Durante el operativo, las autoridades bolivianas cerraron temporalmente la frontera por motivos de seguridad.
La aprehensión de Tuta fue posible gracias al trabajo coordinado de los servicios de inteligencia bolivianos y las fuerzas de seguridad brasileñas. Según información oficial, su presencia en Bolivia ya era motivo de sospechas por parte de autoridades paraguayas y brasileñas, que lo consideraban prófugo.
Líder absoluto del PCC
Marcos Roberto de Almeida había asumido el mando del PCC tras el traslado de Marcola a una prisión federal en 2019. Desde entonces, se consolidó como el líder operativo de la facción criminal, coordinando acciones dentro y fuera de las cárceles. Además, era investigado por lavado de dinero a través del sistema “dólar-cabo” y operaciones financieras internacionales, principalmente en Paraguay y Bolivia.
Su perfil violento también quedó al descubierto cuando ordenó la ejecución de dos altos mandos del PCC —Nadim Georges Hanna Awad y Gilberto Flores Lopes “Tobé”— sin autorización del “tribunal criminal” interno del grupo. Este hecho habría motivado represalias internas, e incluso versiones no confirmadas de que fue secuestrado por su propia organización, lo cual fue desmentido por autoridades bolivianas.
La extradición exprés de Tuta representa un golpe significativo contra el crimen organizado en América del Sur. La operación evidencia la capacidad de coordinación entre Bolivia y Brasil para combatir estructuras mafiosas que operan a escala regional.
La justicia brasileña espera al capo con múltiples causas pendientes: fue condenado a más de 12 años por organización criminal y enfrenta procesos por narcotráfico, lavado de activos y homicidio dentro del esquema delictivo del PCC, una de las organizaciones más poderosas y violentas del continente.